Repítase la canción. Imagínese
una mesa, es blanca, lisa. Es un patio. Piénsese en un lugar agradable. Es una
zona de fumadores. Pertenece a una bella librería de Coyoacán, de una bella
calle, con bellos libros, bellos árboles, bello adoquín, con bellos edificios
vecinos. Se asoma un naranja profundo, un ventanal. Hay oscuridad, es de noche.
Repítase la canción. Proyéctese sobre la mesa blanca y lisa, un café.
Imaginemos que es buen café (no lo es en realidad). Piénsese en una razón para
estar en ese patio, en esa librería, en esa calle, en Coyoacán. Dótesele ese
motivo al personaje que está sentado en una silla sobre el patio de la librería
de la calle de Coyoacán. Ojalá esa razón que usted pensó sea mejor que la
verdadera que agobia al sujeto. El edificio de tono naranja que se asoma no se
ve amigable. Imagínese un edificio con semblante molesto, que no quiere voltear
a ver a nuestro personaje. El edificio mira hacia al frente, altivo. Es
hermoso, tiene razón de ignorar a nuestro bebedor de café. Quizá no lo ignora,
quizá sabe que no debería estar ahí, tal vez sabe el motivo, quizá lo quiere
lejos. Repítase la canción. Pensemos que el sujeto se concentra en las letras
de enfrente. Imaginemos que el café le supo delicioso. Pongamos una sonrisa en
su rostro. Imaginemos todo lo contrario.
Veamos cómo sale del lugar.
Dice “buenas noches”, siempre dice eso. Supongamos que es una buena noche.
Supongamos que ha sido un buen día. Repítase la canción. ¿Hacia dónde gustan
que se dirija? ¿Hacia la avenida A o hacia la Plaza C? Inventemos un portal.
Está en la plaza de esquina. Pensemos que se trata de una puerta. Es azul y
tiene una perilla. Ahora, acerquemos a nuestro personaje. La puerta cambia de
color y se torna gris. Pensemos que la puerta lleva hacia un lugar atrás en el
tiempo. Inventemos un viaje. Piénsese en colores y texturas. Nuestro personaje
arriba a un lugar en el pasado. Pensemos que se encuentra así mismo, imaginemos
que es un encuentro corto, algo le (se) dice. La puerta espera. Regresa a la
plaza de la esquina de la librería bella con agradable patio que colinda con el
edificio naranja altivo en la calle bella de Coyoacán. Imaginemos que ahora
todo está bien y nuestro personaje ha vuelto a la vida. Pobre iluso, repitámosle
su canción…
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