Los zapatos mojados, el sonido de gotas en el paraguas y mi reflejo en
el agua encharcada de cada esquina. El asfalto se convierte en una tela teñida
de luces que se reflejan cuando cae la noche, ahí se ve el rojo, amarillo y
verde de los policías de tránsito automáticos; postrados en cada esquina como
las prostitutas de las cuadras vecinas.