Hoy pasé gran parte de la mañana escuchando el primer sencillo del nuevo álbum de estudio de Zoé, "10 am" (no recuerdo cuántas veces la repetí, ja). Es una canción que suena entre su pasado disco Memo rex (2008) y un poquito de lo eléctrico que tuvo el Reptileptric (2010) y que, definitivamente, dejó en claro que para Zoé el éxito mediático de su unplugged de 2011 ya ha quedado atrás.
Bueno, no les vine a platicar eso en esta entrada.
Lo que quise compartir, es el hecho de que las personas pierden la cabeza y el sentido común por tratar de sentirse especiales o los únicos poseedores de una verdad absoluta; como si ellos mismos le hubieran robado dicha verdad a los mismísimos dioses y ahora, como entes divinos tocados por los seres celestiales, se creen con el derecho de crucificar a los que no piensan igual. Y no, no hablo de política, religión, ciencia o algunos otros asuntos que se tornan en verdaderas guerras dentro de las redes sociales. Hablo de algo más burdo y absurdo: ¿Quién es más fan de Zoé?