14 de septiembre de 2016

Un patio en Coyoacán

Repítase la canción. Imagínese una mesa, es blanca, lisa. Es un patio. Piénsese en un lugar agradable. Es una zona de fumadores. Pertenece a una bella librería de Coyoacán, de una bella calle, con bellos libros, bellos árboles, bello adoquín, con bellos edificios vecinos. Se asoma un naranja profundo, un ventanal. Hay oscuridad, es de noche. Repítase la canción. Proyéctese sobre la mesa blanca y lisa, un café. Imaginemos que es buen café (no lo es en realidad). Piénsese en una razón para estar en ese patio, en esa librería, en esa calle, en Coyoacán. Dótesele ese motivo al personaje que está sentado en una silla sobre el patio de la librería de la calle de Coyoacán. Ojalá esa razón que usted pensó sea mejor que la verdadera que agobia al sujeto. El edificio de tono naranja que se asoma no se ve amigable. Imagínese un edificio con semblante molesto, que no quiere voltear a ver a nuestro personaje. El edificio mira hacia al frente, altivo. Es hermoso, tiene razón de ignorar a nuestro bebedor de café. Quizá no lo ignora, quizá sabe que no debería estar ahí, tal vez sabe el motivo, quizá lo quiere lejos. Repítase la canción. Pensemos que el sujeto se concentra en las letras de enfrente. Imaginemos que el café le supo delicioso. Pongamos una sonrisa en su rostro. Imaginemos todo lo contrario.


Veamos cómo sale del lugar. Dice “buenas noches”, siempre dice eso. Supongamos que es una buena noche. Supongamos que ha sido un buen día. Repítase la canción. ¿Hacia dónde gustan que se dirija? ¿Hacia la avenida A o hacia la Plaza C? Inventemos un portal. Está en la plaza de esquina. Pensemos que se trata de una puerta. Es azul y tiene una perilla. Ahora, acerquemos a nuestro personaje. La puerta cambia de color y se torna gris. Pensemos que la puerta lleva hacia un lugar atrás en el tiempo. Inventemos un viaje. Piénsese en colores y texturas. Nuestro personaje arriba a un lugar en el pasado. Pensemos que se encuentra así mismo, imaginemos que es un encuentro corto, algo le (se) dice. La puerta espera. Regresa a la plaza de la esquina de la librería bella con agradable patio que colinda con el edificio naranja altivo en la calle bella de Coyoacán. Imaginemos que ahora todo está bien y nuestro personaje ha vuelto a la vida. Pobre iluso, repitámosle su canción…